24 de marzo | Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia


El material, elaborado para trabajar en las aulas el 24 de marzo, pretende ser  una herramienta para una labor sostenida de reflexión dentro de las escuelas en relación a nuestro pasado reciente. En ocasión de los 44 años del golpe de 1976, desde el Ministerio de Educación  y Consejo Provincial de Educación, se diseñaron una serie de actividades en conmemoración sobre estos temas: Terrorismo de Estado-  Gobierno de Facto- Desaparición Sistemática de personas- Dictadura en la provincia de Neuquén- Plan Cóndor- movimientos sobre los Derechos Humanos- Crímenes de lesa humanidad- juicios por crímenes de lesa humanidad-.Lucha Subversiva. Cada actividad  incluye imágenes, documentos y materiales cuya intención es ofrecer posibles líneas de abordaje que contribuyan a responder algunos interrogantes vinculados a la temática y construir nuevas propuestas desde la experiencia de cada docente.

Para leer y reflexionar

El 24 de Marzo es una invitación al país a recordar. Es el minuto de silencio pidiendo respeto,  memoria y justicia por la desaparición de miles de mujeres y hombres.  Es una marcha silenciosa pidiendo respuestas. Es un llamado a seguir construyendo la Nación Argentina fundada en la verdad  y el respeto a los derechos de las personas.
Aquel 24 de Marzo de 1976, la Fuerzas Armadas protagonizaron el golpe de estado que derrocó el gobierno de María Estela Martínez de Perón. Instauraron una forma de gobierno basada no sólo en el uso de la fuerza sino en el avasallamiento sobre la Constitución Nacional suspendiendo las garantías constitucionales de todos los/as ciudadanos/as de la Nación.
Este último Golpe cívico-militar hundió sus raíces en el Plan Cóndor, el cual se contraponía a los "ideales subversivos" siguiendo la línea de la doctrina de seguridad nacional, con el objetivo restituir y restaurar “valores esenciales” como el  ser nacional, el patriotismo y los valores de la civilización cristiana.
Este Plan consistió en la coordinación de acciones y apoyo mutuo entre las cúpulas de los regímenes dictatoriales de América del Sur cuyos miembros activos fueron la Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay, Uruguay y Chile pero también recibieron ayuda y financiamiento de los Estados Unidos, quien encabezó la llamada “Escuela de las Américas”.
Además, se basó en una organización clandestina internacional, cuya coordinación implicó la vigilancia, seguimiento, detención, interrogatorios con torturas, traslado entre países, desaparición y muerte de personas consideradas subversivos, generalmente estas personas pertenecían a partidos políticos de izquierda, sindicatos, estudiantes, y también artistas que expresaban a través de su arte el descontento de la sociedad  hacia el régimen y el pedido de justicia por las personas desaparecidas durante el terrorismo de estado.

Durante este “Proceso de Reorganización Nacional”, la sociedad neuquina tuvo sus particularidades, si bien compartió y vivió con el resto del país el terrorismo de Estado, por el cual se dividió a la Nación en “Zonas de Seguridad”, y cada una de ellas – bajo la jurisdicción de un cuerpo de ejército se dividió en dos o más Subzonas y éstas a la vez en Áreas de Seguridad, teniendo en cuenta la extensión y densidad poblacional. La Patagonia conformó la Zona de Seguridad 5, bajo la órbita del V Cuerpo de Ejército a cargo del Gral. René Azpitarte, quien designó a los interventores para gobernar las provincias, universidades y empresas estatales dentro de su jurisdicción, durante las semanas que siguieron al golpe del 24 de marzo. De esta manera, las provincias de Río Negro y Neuquén quedaron unidas en su pertenecía a la Subzona 5.2 y la última fue además dividida en seis Áreas de Seguridad, de tal manera que en ese ámbito la policía provincial y federal, gendarmería y el personal penitenciario estaban bajo las órdenes “operativas” del comandante de la Subzona. Ahora bien, no se produjeron en esta provincia atentados de organizaciones armadas que permitieran “justificar” la utilización de la “Doctrina de Seguridad Nacional” pero aun así, existieron 18 desapariciones en Neuquén Capital y un centro clandestino de detención llamado la “Escuelita”.
Frente a esta crítica situación nacional, el primero en reaccionar dentro de la sociedad neuquina fue el obispo Jaime De Nevares quien, con la iglesia local, se convirtió en una importante figura de contención, de refugio y de resistencia para aquellos que se oponían a la política ejecutada desde el Estado nacional. Se organizaron marchas de contenido religioso y político rompiendo con el silencio que se imponía desde el gobierno. De Nevares no estuvo solo; a mediados de los años ‘70, cuando la represión aumentaba, con un grupo de personas se constituyó la Asamblea Por los Derechos Humanos.

Es en este contexto que todos los ámbitos sociales se vieron afectados, tanto a nivel nacional como regional. En lo social y cultural, censuraron a los medios masivos de comunicación y así como publicaciones de la más variada índole como canciones, revistas, libros e, incluso, cuentos para niñas y niños.
 A través del Decreto 3155/77, fueron prohibidos los libros infantiles “Un elefante ocupa mucho espacio” de Elsa Bornemann y “El nacimiento, los niños y el amor” de AgnésRosenstiehlporque, como decía textualmente, “se trata de cuentos destinados al público infantil con la finalidad de adoctrinamiento que resulta preparatoria para la tarea de captación ideológica de accionar subversivo” y que de su análisis surge una posición que agravia a “la moral, a la familia, al ser humano y a la sociedad que éste compone”.
El sistema educativo estuvo marcado por la Resolución Ministerial 538/77 emitida por el Ministro de Cultura y Educación, Juan José Catalán.  Establecía que se distribuyera, de forma obligatoria, el folleto titulado “Subversión en el ámbito educativo (conozcamos a nuestro enemigo)”  entre los docentes, administrativos y estudiantes.
La política implementada por la dictadura militar tendió al vaciamiento de los contenidos curriculares, de manera que todos aquellos materiales didácticos, actividades y docentes  que tendieran a generar en las y los estudiantes la reflexión crítica debían ser censurados, exonerados, encarcelados, desaparecidos o exiliados. Esto puso un freno en  la democratización de los conocimientos y en valores como la solidaridad, la libertad o la participación de la sociedad.

Hace 37 años que Argentina vive en democracia sin interrupciones. En este día, es necesario construir una memoria reflexiva sobre lo que pasó en la última dictadura militar.
El dolor, el recuerdo,  la tristeza de todo lo que perdimos, no puede permitir que se olvide de todo aquello que ganamos. Es importante construir y caminar sobre los fundamentos que nos han dejado las lecciones aprendidas y luchar para seguir edificando una sociedad cada vez más justa, igualitaria y libre.

Ganamos libertad, fortaleza y memoria.
Ganamos derechos y responsabilidades.
Ganamos música, libros y poesía.
Ganamos clases y escuelas.
Pero sobre todo, ganamos el derecho intrínseco, nuestro y propio, de poder decir juntos y a una sola voz: NUNCA MÁS.

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